martes, octubre 16, 2007

Estados Alterados

Sabes que ya viene. A veces no necesita un motivo. A veces alcanza con un recuerdo, o con una pregunta. O con un sueño. O con cualquier otra cosa que empuje la cadena asociativa cuesta abajo. Y cuando lo sabes ya es inexorable, el esfuerzo por detenerlo solo lo empeora. Es mejor dejarse llevar, si da tiempo esconderse, dejar de hablar o desviar la mirada para que nadie lo note.

Y llega. Una sensación indefinible. No desagradable, solo muy rara. Todo está lejos, pero todo está ahi, si bién es de algún modo diferente. Si hay un interlocutor, seguirá hablando, muy probablemente no lo notará. Su voz sonará normal y parecerá estar dicendo algo comprensible, que no comprendes. Incluso si hablase otro idioma. Incluso si un idioma que no conoces.

Dura sólo unos segundos. Y termina. Una desorientación momentánea. La mano derecha parece descansar sobre el posabrazos, pero es de madera sólida. Te relajas. Tratas de seguir la conversación aunque ya no sabes de que se habla, necesitas escuchar unos segundos para retomar el hilo (y cuando hables será en castellano, cualquiera sea el idioma en que se esté hablando). Los últimos ecos se sienten en el cuerpo. La sensación fisica del miedo, pero sin sentir miedo. Un sudor frío, y el corazon que late desesperado como si quisiera arrojarse sobre la mesa. Y luego eso también pasa.

Y el olvido. Como si fuera un sueño, al cabo de unos minutos no recordarás que sucedió, salvo que hagas el esfuerzo conciente por memorizarlo. Probablemente tampoco recuerdes los instantes previos y posteriores.


Mientras otros adornan su vida con los Beatles o Clapton, o pierden su tiempo mirando los trenes, vos solo queres que pare de una vez ese maldito ruido.

jueves, octubre 11, 2007

Lombroso y la Causa Primera

Lombroso era un médico italiano del siglo XIX, que propuso una teoría del comportamiento según la cual quienes poseían ciertas características físicas y rasgos faciales eran criminales natos. Desde entonces, se denota como “lombrosiana” a cualquier explicación del comportamiento humano que dé preferencia a las características físicas del individuo (su estructura genética o la morfología de su cerebro) por encima de la influencia de su entorno social. Antes de que los chihuahuas guardianes de lo políticamente correcto me salten a los tobillos, diré que Lombroso estaba equivocado. Sólo que lo estaba de un modo bastante más sutil de lo que supondría la moda mediática imperante.

Lombroso comparó las características físicas de los presos de las cárceles italianas, y notó un cierto aire de familia. Antes de escandalizarnos por su “prejuicio” miremos las fotos que adornan este párrafo. ¡Upa! ¿Qué pasa? ¿la “cara de loco” realmente existe? Puede ser que las características comunes de los nenes que aquí mostramos (la mirada ligeramente desviada, la boca torcida, los ojos hundidos) sea frecuente en los psicópatas. Probablemente Lombroso no se equivocara en eso. Lo que no es cierto es que esos razgos estén relacionados con el comportamiento psicopático. ¿Como? ¿Sí o no, en qué quedamos? En eso, precisamente: correlación no es lo mismo que relación.

Las observaciones empíricas que constituyen la base de la ciencia no establecen relaciones. Nunca observamos que dos hechos “dependan” entre sí, en el sentido de ser uno causa del otro o ambos consecuencia de una causa común. Lo que observamos es que están “correlacionados” en un sentido estadístico, es decir que se presentan frecuentemente juntos. En el ejemplo en cuestión: no observamos que la cara de Patti cause comportamientos asesinos, ni que los comportamientos asesinos le hayan moldeado la cara, ni que ambas cosas provengan de que su madre no le quiso comprar un trineo. Solo vemos que hay una cierta correlación entre ambas cosas, muchos tipos con caras como esa son delincuentes. A lo que voy es a que

La “relación causal” entre hechos es completamente artificial, la establece el “modelo” que construimos con nuestras observaciones, no está inscripta en las observaciones mismas.


El modelo de Lombroso era demasiado sencillo “quienes tengan esa cara se comportarán de modo psicopático”. No sería justo que ser demasiado duros con él, eso pasa frecuentemente en los primeros modelos que intentan explicar una dada correlación. Modelos posteriores más elaborados pueden contener alguna relación entre ambos hechos demasiado lejana como para ser relevante.

Ilustremos con nuestro Lombroso argentino moderno: Blumberg cree que la cárcel está llena de negritos porque los negritos nacen delincuentes. La evidente simplicidad de su modelo no invalida la observación: ¡la cárcel está realmente llena de negritos! Un modelo más elaborado contendría una descripción de cómo las relaciones de poder en la historia de América Latina hicieron que determinados grupos de composición racial predominantemente indígena se mantuvieran en la pobreza, y de cómo esa pobreza lleva naturalmente a delinquir a muchos integrantes de esos grupos. El segundo modelo sería mejor que del inyenieri, en el sentido de que tendría mayor poder predictivo: contendría más proposiciones contrastables con la realidad.
Cerremos entonces dicendo que las relaciones causales son una propiedad de los modelos, no de las observaciones. Pueden diferir o incluso invertirse entre modelos diferentes que intentan explicar el mismo fenómeno. Cuál de esos modelos sea el verdadero dependerá de cuál haga el mayor número de predicciones que sean contrastadas exitosamente con la realidad. Supongo que es útil tener esto en mente cuando se discute si “todas las cosas tuvieron una causa”, y si eso lleva necesariamente a que hubo una “causa primera”. Si el modelo que asegura tal cosa nos induce a postular la existencia de un Primer Motor, que al mirar afuera resulta no estar ahí, pues a cambiar el modelo se ha dicho, que a la realidad poco le importan las causas.

miércoles, octubre 10, 2007

Uno más in galera

Los eufemismos están reventando como piñatas de goma podrida. El pasado no pasó. El pasado no se puede dejar atrás. El pasado nos acompaña en nuestros despertares. El pasado grita porque en él no sólo hay muertos queridos que nunca tuvieron flores, sino también criminales que no pagaron sus crímenes. El pasado ayer pasó un poco. Después de un genocidio, el pasado va pasando solamente con justicia.

(hacía mucho que no la citaba)

martes, octubre 02, 2007

Una de Spielberg

Se apagan las luces de la sala, el espectador se relaja en su butaca, esgrime el pochoclo y se prepara para lo que, sospecha, será una gran película. El murmullo deja lugar a un expectante silencio y en medio de la pantalla se lee el título de la superproducción:
UNIVERSE
T
HE MOVIE
Las letras se desvanecen para dar lugar a una escena suburbana. Una plaza, niños corriendo detrás de una pelota. Los atacantes están acercándose peligrosamente al arco, puede verse la preocupación en el gordito que ataja. Zurdazo. La pelota inicia su parábola amenazante en cámara lenta, mientras el gordito intenta un salto desesperado. Los dedos del héroe rozan la gloria y allí, en el momento clave, la escena se detiene. Y comienza a rebobinarse cruelmente.

La pelota se aleja de las manos del arquero, llega a los pies del goleador quien huye marcha atrás al sentir el contacto. Sus compañeros lo imitan en paradójica estampida. La cámara se aleja y el potrero se ve desde arriba, mientras un autobús lo rodea en reversa. Ahora más lejos, la ciudad observa como el Sol se arrepiente y retorna al cielo desde el oeste. Más lejos aún, y se ve una Tierra que gira sobre su eje en contra de las agujas del reloj, mientras recapitula el año en torno al Sol. Y se empequeñece.

El espectador se mueve inquieto ante esta película tan extraña que empieza por el final y parece avanzar hacia su comienzo. La cámara se sigue alejando de la escena y luego de unos minutos la Tierra se pierde completamente de vista. Sólo se ve el sol retrocediendo lentamente en su órbita alrededor del centro de la Galaxia, y las estrellas vecinas que imitan esa danza. Y ahora, todavía más lejos, se ve la Galaxia girando como un molino sin Quijote, al que se aproximan las galaxias vecinas que entran en escena por los bordes de la pantalla. La marcha contra reloj continúa, la galaxia empieza a perder su forma, convirtiéndose en una nube confusa de gas. Y el primer subtítulo de la película anuncia: “Nacimiento de la Galaxia a partir de una nube de Hidrógeno, Helio y trazas de Litio”.

La nube sigue perdiendo su forma, difuminándose a medida que se mezcla con las nubes vecinas, que se acercan amenazantes desde todas las direcciones. Unos minutos más, y el gas llena completamente toda la escena. Ya no hay galaxias, sino una sola nube homogénea que llena todo el universo. El subtítulo anuncia: “Aquí comenzó la Formación de Estructuras, a partir de pequeñas inhomogeneidades en un mar uniforme de gas”. El espectador se pregunta intrigado si es así como habrá empezado todo. Pero no parece ser esa la idea del director, porque el retroceso continúa.

El gas, que continúa llenando completamente la pantalla, se comprime. Y a medida que eso pasa, se calienta y los átomos que lo componen colisionan cada vez más violentamente. Hasta que el calor es tan insoportable que el gas comienza a arder. De nuevo el subtítulo explica “Aquí se produjo la Recombinación, antes de la cual el universo no era transparente, sino brillante”. Efectivamente la pantalla esta ahora de un rojo uniforme que se va tornando azul a medida que se calienta, y no se ve más que a unos pocos milímetros de profundidad. Y el rebobinado continúa.

El Universo está ahora lleno de núcleos atómicos y electrones, que ya no pueden mantenerse unidos debido a la violencia de las colisiones. Y ese gas se sigue comprimiendo. En un dado momento la furia térmica comienza a romper los núcleos, y la pantalla nos anuncia “Inicio de la Nucleosíntesis, que dió origen al Hidrógeno, Helio y Litio, antes de este momento no había núcleos sino sólo sus componentes”. Es decir que lo que se ve ahora no es un gas caliente sino una sopa uniforme de protones, neutrones y electrones.

El espectador ataja con la boca un pochoclo mientras se pregunta que sucederá a continuación. La pantalla dice “CUIDADO: de aquí en adelante, lo hechos que se relatarán son puramente especulativos y muy poco entendidos, cualquier semejanza con la realidad será bienvenida”. Y el retroceso sigue implacable.

La sopa de partículas elementales se sigue calentando y comprimiendo. Las partículas se rompen al chocar y sus componentes son cada vez más extraños. Los subtítulos pasan fugaces "Bariogénesis...", "Ruptura electrodébil....", y otros trabalenguas. En un dado momento todas las partículas se han roto y la pantalla esta llena de un material que el espectador no reconoce. El subtítulo intenta aclarar “Estamos viendo la estapa de Inflación: el universo está lleno de partículas extrañas llamadas inflatones”. El espectador piensa que algo raro harán estos inflatones, porque a medida que el tiempo retrocede, lo que antes era una uniformidad casi absoluta ahora comienza a mostrar detalles. Más densa y caliente por aquí, mas fría y diluida por allá. De nuevo los subtítulos “Vemos las inhomogeneidades primordiales, que luego desaparecieron a causa de la Inflación”.

Más compresión y más calor. Los intragntes inflatones colisionan brutalmente. Tanto que empiezan a destrozar el espacio en el que se mueven, como si arrancaran pedazos en su camino. Un cartel grave anuncia “Hemos llegado a la Escala de Plank, los conocimientos actuales no permiten imaginar lo que pasó antes”. La velocidad de la película disminuye hasta que se finalmente se detiene. El espectador contiene el aliento. Los subtítulos continúan “Esta etapa es también conocida como Big Bang, se la suele confundir con el comienzo del universo, pero es solo el principio de lo que podemos entender. Nuestra ignorancia acerca de lo que pasó mas atrás es absoluta”. La pantalla está llena de lo que demonios fuere la estructura cuántica del espacio tiempo.

La imagen comienza a moverse nuevamente, pero ahora la película avanza hacia delante, el tiempo fluye en su dirección habitual. El poder de los inflatones empuja la sopa hacia fuera, infla el universo, y barre con cualquier detalle visible, dando origen a la homogeneidad primordial. El espectador mastica reflexivamente el último pochoclo del paquete -Así que nada de “todo el universo comenzando en un punto de tamaño cero”. Nada de “el instante inicial”. Sólo ignorancia de lo que hubo antes.- Distraído, ve pasar ante sí toda la historia del universo. Se despabila al escuchar el zurdazo y mira sobresaltado la pantalla para ver el glorioso vuelo del gordito que salva un tiro clavado en el ángulo, con una atajada histórica. La pantalla se oscurece y un cartel anuncia:

THE END.


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